El agua del ciclo hidrológico se almacena en cualquiera de los siguientes reservorios: la atmósfera, los océanos, los lagos, los ríos, el suelo, los glaciares, los campos de nieve y bajo la superficie de la Tierra, como agua subterránea.

El vapor de agua es transportado por corrientes de viento y aire a través de la atmósfera. Cuando el aire se enfría, el vapor de agua se condensa en las nubes y cae a la Tierra de cuatro maneras: lluvia, nieve, aguanieve o granizo.

Cuando alcanza el suelo, el agua puede tomar muchos caminos de regreso a la atmósfera. Puede ser absorbida por las plantas; almacenada en la superficie en un lago, río, arroyo u océano; evaporarse por acción del sol; absorbida temporalmente en el suelo; o conducida por gravedad a través del suelo para ser almacenada durante años como agua subterránea.

Parte del agua en el suelo puede volver a la superficie como agua de suministro en lagos y ríos. El agua en la superficie del suelo puede reincorporarse a la atmósfera a través de la evaporación. El agua utilizada por las plantas puede volver a la atmósfera a través de un proceso conocido como transpiración. La transpiración tiene lugar cuando el agua pasa a través de las hojas de las plantas. La evaporación y la transpiración, conocidas colectivamente como evapotranspiración, ocurren cuando el aire está seco, cuando hay radicación solar, o altas temperaturas y viento.